miércoles, 6 de mayo de 2009

Tangolosina Copyright

"Retiro I", "Retiro II" y "Locomotora con sombrero", de la serie Tangolosina Copyright. / Portaminas cargado con minas Staedtler Polo HB 0.5 y lápices pastel sobre papel agrisado.Ella partió desde Retiro, el fue paciente,
iba sonriente y la esperaba en el andén,
todo fetén hasta que al mes se hizo consciente
y en un durmiente se acostó junto al desdén.

Ella volvió con un marido pertinente,
cuenta corriente y, por el mango, la sartén.
A él le fue bien porque quedó cortado en veinte,
que ni se siente cuando te atropella un tren.

14 comentarios:

Oscar Grillo dijo...

El que espera a veces no desespera.

ariel tenorio dijo...

el tren de las 16.

anais dijo...

aaaaaahhhh... pobre... con esas flores tan bonitas... q romántico =)

Anónimo dijo...

la version masculina de Penelope, slo que acabó veinte veces mejor!

El Fan Nº1 dijo...

a veces las esperanzas se quedan en el anden del vacio mas absoluto...
los sueños no dejan de ser sueños y el amor es solo una palabra de cuatro letras.

viruta dijo...

pese a la muchedubre, los andenes siempre serán hoyos vacíos... apestan por la hediondez del adiós.

el Tomi dijo...

Así es Oscar, al que madruga dios lo ayuda pero no por mucho madrugar se amanece mas temprano.

el Tomi dijo...

Se va el tren, Tenorio, se va lejos, ¿cuántos hay en la estación?.

el Tomi dijo...

Eso se lo tendríamos que decir a él, nos diría un psicólogo. Yo también cuando vi las flores pensé que eran bonitas, después comprendí que no era ramo sino corona. Igual no le avisé nada. El tipo la tenía clarísima, Anais, acostarse en los durmientes resultaría una imprudencia tanto o mas riesgosa que enamorarse. Como le dijo una vez el Conejo a sus cómplices, “Huir rima con vivir y con morir, pero ustedes son los poetas”.

el Tomi dijo...

Las versión masculina de las tragedias femeninas es una de mis debilidades, Fraguita, me la paso tratando de dilucidar como fue que se pasó de aquella clásica imagen de la mujer esperando al marido detrás de la puerta con el palo de amasar a este presente donde el marido entra por esa misma puerta y sin mediar palabra apalea a su mujer.

el Tomi dijo...

Al amor no se le cuentan las letras, Número Uno, aprendimos de memoria que son cuatro. Lo que deberíamos contar son las veces que repetimos la palabra completa sin aprender nunca lo que concretamente significa.

el Tomi dijo...

Bué...los recibimientos también apestan, Viruta, yo no se si los contagian las despedidas, pero también apestan. Que la mirada buscando entre la gente, que el abrazo de boga (o de moncholo) que ¿donde estuviste?, que ¿como la pasaste?, que ¿con quien?, que no me digas que te encontraste con esa (o ese) chitrula (chitrulo), que mirá vos que casualidad, que qué pedazo de hijo (o hija) de puta que sos. No, no, no, los recibimientos apestan, si no es el de la hinchada al equipo campeón, apestan.

viruta dijo...

ay, y yo que me dije qué dark estuviste, virutita!








mejor me desdigo y hablo del dulzor riquisísimo del juguito que le chupamos a la flor de la madreselva.

el Tomi dijo...

Eso...y porque encima desde los andenes se ven las luces que se alejan de los trenes que pasaron, y a los andenes también llegan los trenes cargados de obreros (que no llegan bailando en una pata precisamente), y en los andenes el viejo Matías los ve llegar, se pone contento, brilla su mirar pero después se queda solo en el andén con ese fantasma errante que le besa la piel y... no, no, no, Dark no, redark son los andenes, Viruta. Seguí libando flores de madreselva nomás.